KaLuZÍ nació de una profunda herida, de un adiós doloroso… pero también de una promesa: la de seguir amando pelito x pelito. Tras la partida de mi compañero de vida, Pequeño, su ausencia me dejó un silencio que parecía irreparable. Pero entonces, como un regalo del universo, llegaron tres nuevas compañeras con historias difíciles y corazones enormes: Kala, Luna y Zía.

Kala sobrevivió al colapso de su hogar durante el sismo del 19 de septiembre de 2017 en Ciudad de México. Luna tuvo que ser rescatada de una alcantarilla, en un momento donde la lógica me decía que no podía tenerla… pero el corazón me decía otra cosa. Zía fue arrojada desde lo alto de un edificio, siendo apenas una cachorra. Cada una llegó en medio del caos y, sin embargo, trajo orden a mi alma.

Sus historias de supervivencia, resiliencia y segundas oportunidades no terminan ahí. Cada una guarda una lección de empatía, fortaleza y amor que seguimos descubriendo día a día. Poco a poco, iremos compartiéndolas, porque creemos que detrás de cada rescate hay una semilla de esperanza que merece ser contada.

Esas vivencias, tan únicas como ellas, inspiraron no solo nuestro propósito, sino también nuestro nombre. Ka–Lu–ZÍ es la fusión de sus nombres: un homenaje en vida a su presencia y compañía. Pero también es una convicción profunda: la de ayudar a otros a mantener a sus mascotas sanas, felices y llenas de amor.

Por eso, KaLuZÍ no es simplemente una tienda. Es un espacio donde el amor por los animales se transforma en acciones concretas: productos seleccionados con atención, información útil y una comunidad que entiende que las mascotas no son cosas que se poseen… son familia que se ama.

Así nació KaLuZÍ, un proyecto hecho con el corazón, que promueve una forma de consumo más consciente, donde la rentabilidad camina de la mano con el respeto, la empatía y el cariño hacia nuestros compañeros de vida.

Cada vez que eliges comprar en KaLuZÍ, apoyas esa forma distinta de ver, comprender y experimentar el vínculo humano-animal, consientes a tu mascota como se merece, y nos ayudas a consentir a las nuestras. Y así, todos ganamos.